Voz


La voz humana es un sonido, una vibración que atraviesa el aire a determinada frecuencia. Para crear esta vibración, el aire debe expulsarse a través de las cuerdas vocales con un determinado nivel de resistencia. El trabajo involucrado en este proceso proviene de muchos músculos diferentes que participan en esta complicada acción. Así pues, podemos entender la vocalización como cualquier otro tipo de acción, y podemos aprender a llevarla a cabo con un creciente nivel de conciencia. La voz con demasiada frecuencia se enseña, sea en el canto, la interpretación o en el trasfondo de los problemas de voz, basándonos casi únicamente en el sonido (el resultado) como la principal fuente de información sobre la acción (el proceso). El cuerpo se trata como algo que debiera ser controlado de una forma u otra para que no se inmiscuya.

 

En mi línea de trabajo tratamos directamente la habilidad para sentir lo que sucede en cualquiera de los diferentes elementos de la vocalización, bien el movimiento de la lengua o el trabajo del diafragma, y a utilizarlos de forma variada. Cuanto más puedas sentir la más mínima diferencia en el delicado trabajo de los diferentes músculos, algunos de los cuales son muy pequeños y están escondidos en el cuerpo, más sensaciones tendrás sobre lo que haces y cómo lo haces. 

Cuanta más sensibilidad tengas sobre lo que haces, más matices podrás producir con tu voz. La creciente riqueza del proceso mejora no sólo la actuación vocal, sino también la capacidad de oír nuestra propia voz y la de escuchar la de la otra gente.

 

Sobre la base de esta sensibilidad creciente, se pueden desarrollar más otros aspectos del uso funcional de la voz: el primero es la vibración de la voz misma, para así ser más conscientes de nuestras diferentes partes del cuerpo las cuales no son fáciles de sentir a través de la acción directa, como por ejemplo la parte interna del ojo o la garganta. El segundo es la dinámica de la comunicación interpersonal, como mi imagen de mi propia voz y comunicación, o los aspectos emocionales de la voz y el habla. El tercero es la cualidad de escucharse a uno mismo y a los demás.

 

El trabajo se realiza a través de sesiones individuales, clases en grupo y talleres. He trabajado con cantantes de diferentes estilos, con gente que sufría de problemas graves de voz y con coros. Cuando trabajo con coros (niños y adultos) pongo un acento especial en trabajar cómo los cantantes se escuchan a sí mismos, a sus compañeros, y al sonido colectivo. Este aspecto se trata con diversos ejercicios, creando diferentes sonidos y efectos acústicos que el grupo puede notar y reproducir.