Mejorar el rendimiento
Como profesor de movimiento funcional, también trabajo con personas que utilizan el movimiento como su instrumento principal y desean mejorar su rendimiento, a pesar de no tener dolor o estar pasando una crisis. Normalmente, pero no siempre, se trata de músicos, bailarines, atletas, actores o incluso médicos. A veces incluso es gente normal que se pregunta hasta dónde puede llegar su capacidad de movimiento, o la relación con su propio cuerpo.....
El cariz especial de este tipo de trabajo supone una gran exigencia por mi parte para entender a fondo las necesidades concretas y las características de la profesión de mi cliente. Y así se hace con cada cliente, pero cuando el cliente es un experto en su campo y desea ir aún más allá, el estar por delante de él me supone, indudablemente, un gran reto. Para trabajar con un flautista, por ejemplo, necesito encontrar formas que le hagan ser más consciente de cómo utiliza las diferentes partes de la lengua o cómo utilizar mejor las costillas mientras respira.
Tengo que ir más allá de mi conocimiento general del movimiento humano, estudiar cómo se desenvuelve esta persona y lo que está en el centro de su mundo profesional para así poder proporcionarle nuevas percepciones sobre algo que ya conoce. Lo consigo no porque tenga experiencia en su profesión, sino porque puedo ver y sentir a través de su movimiento cómo conecta ‘los medios al fin’, y lo que centra su atención.
Quizá resulte difícil de entender, pero es mi pericia al formularle preguntas lo que me permite hallar nuevas respuestas a cosas con demasiada frecuencia poco cuestionadas. A lo largo de los años he trabajado con músicos que tocaban casi cualquier instrumento, con bailarinas de ballet, claqué y danza del vientre, actores, cantantes de diferentes estilos, golfistas, jugadores de fútbol y baloncesto, corredores, expertos en artes marciales, jinetes, e incluso con sus caballos.